Mi otra gran pasión es escribir. Escribir desde un lugar orgánico, desde ese espacio al que solo podemos acceder mediante las pasiones, las vísceras y las emociones. Porque escribir es hacer un viaje. Es cruzar nuestros propios límites para descubrir eso que llevamos dentro. Es vaciarse y renacer en el papel. Sin juicios y sin pretensiones. Sin la venenosa sombra del escritor: el ego.
¿Qué es la escritura terapéutica? Hay infinidad de estudios que hablan del poder sanador de escribir. Escribir (a mano y en papel) tiene un sinfín de beneficios para la salud mental. Nos ayuda a liberarnos, a poner nuestras ideas claras, a ordenar nuestro caos mental, a organizar, a enfocarnos, a escucharnos. Podemos ser libres y ser nosotros mismos en el papel, sin juicios ni exigencias.
LA ESCRITURA ES EL ESPACIO DE LO PERMITIDO.
Ahí, en tu papel y en tu mano están los poderes más increíbles que puedes desarrollar día a día. Para mí, TODA LA ESCRITURA ES UNA HERRAMIENTA TERAPÉUTICA.
Lo fundamental es preguntarte, ¿para que escribes y desde dónde escribes? Si lo haces desde las entrañas, desde tu esencia y lo haces para Ser tú, para conocerte, para liberarte, para poner tu voz en letras, entonces sí: realmente estás logrando conectar mente, emociones y escritura.
Un escritor es algo extraño. Es una contradicción y también un sinsentido. Escribir también es no hablar. Es callarse. Es aullar sin ruido.
Marguerite Duras





